martes, 1 de marzo de 2011

LA EXPANSIÓN COLONIAL A FINES DEL SIGLO XIX

En las últimas décadas del siglo XIX se produjo una nueva gran oleada expansiva de los estados más desarrollados, oleada que sobrepasó a la primera expansión realizada en el siglo XV cuando se produjo el descubrimiento y conquista de América.
El proceso de colonización fue extraordinariamente rápido. Hasta 1870 la mitad de la superficie del planeta no había sido aún explorada por los europeos; entre 1870 y 1914 la exploración, conquista y reparto del mundo fue completa. Los territorios conquistados (con 700 millones de habitantes) se extendían por todo el continente africano, toda Oceanía, el norte, sur y oeste de Asia y partes menores de América. En 1914 el 60% de las tierras y el 65% de la población mundial dependían de Europa. Pero incluso en aquellos territorios donde no hubo una conquista territorial y un dominio político y militar (como América Latina y China), hubo una penetración económica.
En este período, además, aparecen dos potencias fuera de Europa que van a comenzar su propia expansión colonial: Estados Unidos y Japón.
Las causas que impulsaron la expansión colonial fueron varias destacándose las necesidades económicas creadas a partir de la revolución industrial y el aumento de las tensiones sociales que empujó a los gobiernos europeos a “sacarse gente de encima” enviándola a otros territorios. El desarrollo técnico que modificó la navegación y el armamento, dio superioridad a los países desarrollados para poder someter al resto.

CAUSAS ECONOMICAS DE LA EXPANSION COLONIAL
Estas causas están relacionadas con los cambios que provocó la segunda etapa de la revolución industrial.
1) Necesidad de materias primas. Las industrias aumentaron su tamaño y producción necesitando grandes volúmenes de materia prima. Las grandes empresas generadas por la concentración de capitales (trusts, cartels, holdings) deseaban asegurarse las materias necesarias para mantener funcionando a la producción. Era necesario tener el control de territorios que aseguraran el abastecimiento de materias primas en gran cantidad y a bajo precio. No sólo se trataba de algodón, caucho, petróleo, minerales necesarios para fabricar variedad de artículos, sino también de alimentos para una población en aumento y de productos tropicales como el azúcar y el café cuyo consumo había aumentado.
2) Mercados donde vender los excedentes. El consumo de los productos no siempre crecía con la misma velocidad con que se fabricaban. Aunque la población europea crecía y crecía el nivel de demanda de los sectores privilegiados, no era suficiente para consumir todo y se cernía sobre la economía el peligro de la sobreproducción. Cuando se llegaba a esta se producían despidos, tensión social y aumentaba el peligro de las rebeliones populares. Por eso fabricantes y comerciantes buscaron nuevos mercados donde colocar los sobrantes.
Pero incluso sin llegar a momentos de sobreproducción, la competencia entre las grandes empresas había hecho bajar la tasa de ganancia que era la base del sistema económico. Jules Ferry, político francés impulsor de la expansión colonial de Francia, lo reconocía: “Europa puede considerarse como una casa de comercio que desde hace algunos años ve decrecer el volumen de sus negocios. El consumo europeo está saturado; es preciso hacer surgir de nuevas partes del globo nuevas capas de consumidores, sino quebrará la sociedad moderna”. Por eso los empresarios buscaron nuevos lugares donde colocar sus productos.
Además se hizo cada vez más difícil a las empresas de un país industrializado vender en otro país industrializado a partir de 1870. La crisis que se dio en esos años llevó a los gobiernos a proteger la producción de sus países mediante el proteccionismo aduanero: se aumentaron los impuestos de aduana (aranceles) para dificultar, dentro del país, las ventas de los productos procedentes de otros países competidores. Por ejemplo EEUU llegó a cobrar 50% de aranceles para que sus fábricas se aseguraran el mercado norteamericano frente a los productos ingleses. Algo similar hicieron Francia, Rusia, Austria-Hungría y Alemania.
3) Búsqueda de una mayor rentabilidad del capital. El dinero obtenido por las ventas terminaba depositado en los bancos. Estos lo prestaban para nuevas inversiones pero el nivel de acumulación era tan alto que los depósitos superaban a los préstamos, bajando el valor de las tasas de interés. Los bancos europeos buscaron nuevos lugares donde invertir y de esa manera obtener tasas más altas de ganancia. Los países no desarrollados, como los de América Latina, fueron el objetivo de los préstamos bancarios. Estos países estaban necesitados de infraestructura (puertos, puentes, ferrocarriles) y sus problemas económicos, heredados de la etapa colonial española, y sus problemas políticos (guerras, malos gobiernos, etc) les impedían desarrollarse. El dinero proveniente de Europa parecía la solución y aceptaron los préstamos.
Los bancos europeos prestaban condicionado fuertemente esos préstamos y obligaban a los países receptores del dinero a comprar a los países industrializados, haciendo que el dinero volviera al país prestamista. Por ejemplo, un banco prestaba dinero para establecer ferrocarriles en algún país no desarrollado y este tenía que comprar los rieles, las locomotoras y el carbón en el país al que pertenecía el banco.

CAUSAS SOCIALES
El crecimiento de población fue otra causa importante de la colonización. Los países superpoblados estimulaban a su población a emigrar hacia otras partes de la tierra. Esto tenía un doble efecto:
a) Servía como válvula de escape para los países industrializados superpoblados en los cuales las crisis siempre generaban temor de revoluciones. Los sectores trabajadores afectados por la explotación de su trabajo, los malos salarios y las pésimas condiciones de vida, habían mejorado su organización: sindicatos y partidos obreros se multiplicaban a pesar de la represión a que eran sometidos. Las situaciones se hacían tensas cuando una mejora tecnológica (nuevas máquinas) o una crisis de superproducción provocaba desocupación. Los gobiernos expulsaban hacia territorios lejanos a los líderes obreros e impulsaban la salida de población para disminuir la desocupación.

b) Los emigrantes afincados en nuevos territorios podían, en el futuro, transformarse en nuevos consumidores para los productos de los países industrializados. Incluso en algunos casos servían como agentes colonizadores allí donde había escasa población local o esta era “incapaz” de adaptarse y someterse al imperio. Las poblaciones aborígenes eran diezmadas y sustituidas por población de origen europeo. Por ejemplo fue lo que sucedió en Australia donde los aborígenes sufrieron un genocidio mientras su territorio era poblado por ingleses.
Los emigrantes europeos desparramados por el mundo mantuvieron las costumbres y usos europeos favoreciendo la “europeización” del mundo que no sólo era pensar con mentalidad europea sino comprar vestidos, muebles, bebidas y demás artículos procedentes de Europa.

CAUSAS POLITICAS
El nacionalismo marchó de la mano con el imperialismo. Es difícil saber hasta donde fue una causa y hasta donde fue la excusa usada para convencer a la población de que el imperialismo era justo y necesario.
En el transcurso del siglo XIX los países europeos desarrollaron el concepto de que allí donde había naciones, es decir pueblos con rasgos comunes como el idioma, las costumbres, la religión y el pasado común, debían formarse estados. Esto significaba que las naciones europeas tenían el derecho de ser independientes y tener su propio gobierno. El nacionalismo fue usado por Prusia para impulsar la unificación de todos los estados alemanes y formar el Imperio Alemán. Piamonte lo utilizó para unir a todos los italianos y, a pesar de las discrepancias entre republicanos y monárquicos, crear una sola Italia unida.
Otras naciones intentaron también formar estados pero chocaron con el interés de los países que los tenían sometidos, como les pasó a los polacos divididos entre Rusia, Austria y Prusia, o los irlandeses sometidos a los ingleses.En estos casos el nacionalismo fue ignorado por las potencias. También ignoraron las posibilidades de que existieran sentimientos nacionalistas en el resto del mundo que se repartieron.
La competencia económica entre las principales potencias las llevó a que el sentimiento nacionalista se transformara en la exaltación de su país como el mejor. Ya no se trataba sólo de mostrar sus características nacionales sino de sostener que eran mejores que las de otras naciones y que debían imponerse por cualquier medio. Esta idea llevó a la exaltación de la guerra como medio de ampliar la influencia y el prestigio de los países.
Alemania exaltaba el “espíritu prusiano” basado en la disciplina, la austeridad y la grandeza. Consideraba que  los territorios donde se hablaba el idioma alemán debían ser parte del Imperio Alemán (pangermanismo). Como su unificación había sido tardía (1870) Alemania salía a competir “de atrás” con las otras potencias y era evidente el apuro por aumentar sus territorios.
Francia, vencida por Alemania en una guerra en 1870, había perdido territorios en la frontera con aquel país (Alsacia y Lorena) y deseaba vengar aquella derrota. El nacionalismo francés buscaba la revancha con Alemania y quería mostrar que era el país “más culto” de Europa.
Rusia intentaba ejercer influencia sobre todas las naciones eslavas (paneslavismo), algunas de las cuales se encontraban sometidas dentro del Imperio Austro-húngaro.
En EEUU el gobierno se refería al “destino manifiesto” de la nueva nación norteamericana que era el de extenderse desde el este hacia el oeste llegando a las costas del Pacífico. Este destino manifiesto no podía ser interrumpido por nadie y por lo tanto se justificaba el genocidio indígena y el ataque a su vecino México. Alcanzadas las costas del Pacífico surgieron nuevas necesidades: la zona del Caribe y las islas del Pacífico.
La prensa, que aumentó su popularidad con el invento de las rotativas y el abaratamiento de los periódicos, fomentó el orgullo nacionalista y el espíritu patriótico exagerado. Los periódicos sensacionalistas aumentaban sus ventas con artículos donde se denunciaban las supuestas amenazas de los países enemigos, los escandalosos casos de espionaje, etc. Esta actitud generaba en la opinión pública la hostilidad hacia el “enemigo exterior” y la distraía de los problemas internos.

LA JUSTIFICACIÓN DEL IMPERIALISMO
Los políticos imperialistas justificaron antes sus pueblos la expansión colonial con diversos argumentos. Para ellos conquistar y dominar a otros pueblos era parte de la “misión civilizadora” que debían cumplir los países desarrollados. Consideraban a su civilización como superior, no sólo en tecnología, sino en valores humanos y creían que los pueblos de Africa, Asia, Oceanía y América Latina, vivían en la barbarie y el salvajismo.
Algunos “científicos” habían difundido la idea de que las razas eran desiguales en capacidad y que la blanca, o sea la europea, era superior a las otras. Por ejemplo el Conde de Gobineau escribió en 1853 un libro titulado “Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas” en el que afirmaba que la humanidad estaba formada por tres razas: la blanca, la amarilla y la negra. Las comparaba con las fibras textiles y sostenía que mientras la negra era como la lana, la amarilla como el algodón, la blanca era como la seda, o sea la de mejor calidad. Gobineau afirmaba que la decadencia de la humanidad se debía a las mezclas raciales que se habían dado en el correr de la historia y para evitar la decadencia d ela civilización era necesario que aumentara la cantidad de sangre blanca en las mezclas, ya que era difícil mantener la pureza.
Ideas como esta u otras similares inspiraron a los imperialistas para hacer afirmaciones como la del senador Beveridge de EEUU refiriéndose a los filipinos: “No son capaces de ejercer el gobierno propio. ¿Cómo podrían serlo? No son una raza capaz de gobernarse a si misma...” La conclusión de este pensamiento era obvia: los pueblos de raza superior tenían el derecho de gobernar a las razas inferiores para imponer el orden en el mundo. Incluso algunos hablaban no del derecho sino de la obligación que tenían los civilizados de “civilizar” a los que lo eran. Por ejemplo el escritor inglés Rudyard Kipling justificaba el imperialismo inglés como la “carga del hombre blanco” que lo obligaba a “guiar hacia la luz” a aquellos pueblos que eran “mitad niños y mitad diablos” , una obligación que debía cumplirse a pesar de las protestas y acusaciones de los que iban a ser “salvados” de la barbarie.
Deformando las investigaciones de Charles Darwin sobre el origen de las especies, algunos autores afirmaban que los pueblos más aptos y capaces tenían no sólo la obligación moral de imponerse a otros para civilizarlos, sino la necesidad natural de imponerse. Justificaban el imperialismo con una supuesta causa científica: los países que crecían corrían el peligro de entrar en decadencia y desaparecer. El presidente de EEUU Thedoro Roosevelt señalaba: “Cuando una nación poderosa teme la expansión y renuncia a ella, puede asegurarse que su grandeza y su poder se aproximan al ocaso”. El filósofo inglés Spencer había aplicado el evolucionismo a sus estudios sociales y se refería a la sociedad como un organismo vivo, que crecía, se desarrollaba y también podía enfermarse. Partiendo de esos conceptos, Lord Salisbury afirmaba que se podía dividir a las naciones del mundo en vivas y muertas, y que las naciones vivas tenían el derecho de apoderarse de los territorios de las muertas para seguir viviendo y ser más fuertes.

Otra justificación fue la religiosa. Tanto católicos como protestantes emprendieron misiones evangelizadoras en los pueblos recién descubiertos. Algunos, llevados por su espíritu misionero actuaban de buena fe y realmente esperaban hacer un beneficio a los pueblos que trataban de convertir al cristianismo. Pero en otras ocasiones la evangelización era la excusa para colonizar. En más de una ocasión se enviaron ejércitos para proteger a los misioneros o para rescatarlos de los pueblos bárbaros. Cuando el patriotismo o el afán civilizador no eran fuerte estímulo para dominar a otros pueblos, la religión podía dar la fuerza necesaria. Tal es lo que parecen buscar estas palabras del emperador Guillermo I de Alemania dirigidas a sus soldados: “Cuando estés entre los chinos, recuerda que eres la vanguardia del cristianismo y atraviesa con tu bayoneta a todo odiado infiel que veas. Hazle comprender lo que significa nuestra civilización”.

FORMAS DE PENETRACION Y DOMINIO
El medio que se utilizó para la conquista fue la fuerza militar, siendo importante el uso de la infantería de marina. Las transformaciones técnicas facilitaron la conquista: los estados imperialistas contaban con la superioridad de armamentos yel desarrollo de la navegación a vapor permitió acceder más rápido a los territorios a conquistar. Las tropas conquistadoras recorrían las costas e ingresaban por los ríos hacia el interior del territorio.
En muchos casos los conquistadores contaban a su favor con las divisiones que tenían los pueblos invadidos. Sectores de los pueblos aborígenes colaboraron con los ejércitos colonizadores, suministrando información e incluso aportando fuerzas para las guerras.
Cuando se había logrado la conquista militar venía la segunda parte de la colonización: ejercer el dominio del territorio y la población. La modalidad de la dominación varió de un territorio a otro, pero se pueden clasificar en tres grandes tipos:
1) Colonias de explotación  económica. Tenían poca población del país colonizador, sólo la necesaria para administrar y dirigir la explotación de los recursos naturales de la colonia. Los territorios colonizados eran utilizados para extraer materia prima y enviar los productos manufacturados, no permitiendo a los colonizados tener sus propias industrias artesanales. La metrópoli fijaba los precios de la materia que llevaba para procesar. En las colonias de explotación típicas, como eran la mayoría de las de Africa, las tierras eran ocupadas por empresas de la metrópoli, expulsando a la población indígena. En algunos casos la explotación económica no la realizaba el estado de la metrópoli, sino empresas privadas; era el sistema de “compañías de cartas”, grandes empresas que recibían privilegios para encargarse de explotar  a la colonia. El estado se ahorraba los gastos de administración, pero el sistema se prestaba para que las empresas privadas cometieran abusos.
2) Colonias de poblamiento. Servían para enviar población, por lo tanto eran las colonias más pobladas por los colonizadores. Fueron colonias de poblamiento inglesas Australia, Canada y Nueva Zelandia. Argelia fue la colonia de poblamiento más importante de Francia. Los ingleses permitían que los pobladores procedentes de la metrópoli se autogobernaran, aunque siempre se mantenía una lazo de dependencia, sobretodo a través de la presencia de ejércitos. Francia usó otro sistema implantando en las colonias de poblamiento las mismas leyes que en la metrópoli, considerandolas “provincias ultramarinas”. En todos los casos la población aborigen carecía de participación en la vida política y en algunos casos, como en gran parte del territorio de Australia, fue exterminada.
3) Protectorados.En estos casos el territorio colonial mantiene un gobierno en manos de los pobladores locales, pero las relaciones exteriores quedan a cargo de la metrópoli. Se hacía un acuerdo de protección por el cual el estado “protegido” renunciaba a mantener su propia política exterior (las relaciones políticas y comerciales con otros países) a cambio de recibir la protección de un país fuerte. Este, el colonizador, se comprometía a defender a al protegido en caso de ser atacado por otro país. Los gobiernos a cargo de los países protegidos eran títeres manejados por los colonizadores. Ejemplo de protectorados fueron Túnez y Marruecos, protegidos por Francia.
A estos tres tipos de dominio hay que agregarle otro: el las semicolonias o neocolonialismo ejercido por los países desarrollados sobre los países dependientes. Se trataba de países que eran supuestamente independiente y sobre los que no se ejercía el dominio territorial de otro país, pero sus economías dependían de las decisiones tomadas en otro lado. Era lo que sucedía en el siglo XIX en América Latina. La mayoría de los territorios latinoamericanos se habían independizado de España en la primera mitad del siglo XIX, pero sus economías pasaron a depender de los préstamos y las inversiones de Inglaterra y Francia. Los productos elaborados en estos países industrializados se comercializaban libremente en aquellos, perjudicando a las artesanías locales. A través de la instalación de ferrocarriles las empresas extranjeras sacaban las materias primas (café, azúcar, cobre, cueros, lanas, etc) que se llevaban hacia Europa a precios bajos.

EL REPARTO DEL MUNDO
La penetración en Asia.-
India. La consolidación del dominio británico sobre la India fue el fenómeno más importante. Aprovechando las rivalidades entre los principados y las divisiones religiosas (hinduistas, musulmanes, budistas, entre otros) se aseguraron el dominio sobre el sur de la India y luego se extendieron al resto del territorio. Al principio la explotación de la India se hacía a través de una compañía privada: la Compañía de las Indias Orientales. Esta prohibió las manufacturas algodoneras indias para que todo el algodón fuera exportado hacia Inglaterra: La India pasó de ser exportadora de telas a exportadora de algodón e importadora de telas. A mediados del siglo XIX exportaba algodón por valor de 300 millones de libras e importaba telas por 500 millones. Los ingleses estimularon las plantaciones de algodón perjudicando los cultivos de alimentos que causaron hambre en la población local.
En 1857, los problemas causados por la explotación de la Compañía y la ruptura de las tradicionales formas de vida, provocaron la rebelión de los cipayos, soldados de origen indio que colaboraban con los ingleses. La rebelión fue aplastada violentamente, pero el gobierno inglés decidió suspender la concesión hecha a la Compañía de las Indias Orientales y controlar directamente a la colonia. Para asegurar más el dominio se ordenó a la India con otras colonias que actuaban como estados tapones: Afganistán, Cachemira, Siam.
China. A mediados del siglo XIX China era un gigantesco imperio gobernado por una dinastía extranjera de origen manchú. China permanecía cerrada al extranjero, pero los comerciantes ingleses y norteamericanos recurrían al contrabando para obtener productos chinos como el té y la porcelana, introduciendo opio que se plantaba en la India. En 1838 el gobierno de China prohibió la venta del opio y en la ciudad de Cantón se confiscó un cargamento de esa droga introducido por los ingleses. Inglaterra le declaró la guerra a China en 1842 y la venció. Luego de esta “guerra del opio”, los europeos y EEUU obtuvieron ciertas ventajas. El puerto de Hong-Kong pasó a dominio inglés y en varios puertos ubicados en la costa el gobierno chino tuvo que permitir el desembarco de mercadería extranjera. Además se obligó al gobierno chino a mantener relaciones diplomáticas con los países desarrollados y recibir embajadores y misiones comerciales.  De este modo, sin necesidad de administrar el inmenso territorio, las potencias coloniales lograron vender sus productos en China.
Hacia fines del siglo XIX el dominio extranjero sobre China aumentó con las inversiones en minas, ferrocarriles y préstamos al estado. Al comenzar el siglo XX los impuestos eran cobrados directamente por las compañías extranjeras para cobrarse las deudas y luego, lo que quedaba, lo volcaban al estado chino. Como resultado de  la debilidad del imperio chino, Japón lo venció en 1895 obteniendo bases navales en tierras chinas. Alemania, Inglaterra, Francia y Rusia aprovecharon la ocasión para obtener sus propias bases estratégicas a costas de China.

Indochina. Era pretendida por Francia e Inglaterra debido a su posición estratégica para el comercio y su cercanía a India y China. Francia controló la mayor parte de la península de Indochina formando la Unión Indochina integrada por Vietnam, Laos, Camboya y Cochinchina. Inglaterra ocupó la región que estaba cercana a la India formando el protectorado de Birmania.
Indonesia. Era un archipiélago (Java, Sumatra, etc) con abundante población que había sido colonizado por Holanda. Allí se plantaban productos tropicales como té, caña de azúcar, café, tabaco, etc. Se implantó el trabajo forzado de la población indígena.
La penetración en Africa del Norte.-
El norte de Africa pertenecía al debilitado Imperio Turco Otomano que fue perdiendo territorios a medida que avanzaban las potencias coloniales. Los territorios norafricanos fueron ocupados por Francia (Argelia, Túnez y parte de Marruecos), Italia (Trípoli, actual Libia), Inglaterra (Egipto y Sudán) y España (parte de Marruecos). Egipto era una importante colonia para Inglaterra por su ubicación (allí estaba el Canal de Suez que permitía el paso hacia la India) y también por sus plantaciones de algodón. Argelia era una colonia de poblamiento y de explotación económica.
La penetración en Africa Subsahariana.-
Al comenzar el siglo XX en Africa Subsahariana o Negra, sólo existían pequeñas posesiones europeas en las costas que habían servido para puertos de escala (en la ruta hacia oriente) o para el tráfico de esclavos. Pero en las últimas décadas del siglo se produjo el rápido reparto territorial.
En la Conferencia de Berlín (1885) las principales potencias se pusieron de acuerdo en el reparto de Africa: la posesión de territorios en la costa daba derecho a tomar los del interior. Se produjo una carrera desde la periferia hacia el centro de Africa, siendo los beneficiados Inglaterra y Francia, en primer lugar, y luego Portugal, Bélgica, Alemania, Italia y España.
La resistencia de los pueblos africanos fue inútil, los europeos los aventajaban en desarrollo tecnológico y la conquista se realizó con facilidad. Quienes más resistencia opusieron fueron los zulúes en la parte sur de Africa, que habían formado un poderoso estado bajo la jefatura del “rey” Shaka. Lo que más detuvo el avance europeo eran las condiciones climáticas africanas y las fiebres tropicales.
Al principio los antiguos estados africanos subsistieron, bajo la dominación europea. Pero con el desarrollo de ferrocarriles y carreteras y el traslado de trabajadores de un lugar a otro, se perdieron los antiguos vínculos  tribales. La dominación europea estableció los elementos característicos del capitalismo: economía de mercado, propiedad privada, trabajo asalariado. Las producciones originales (por ejemplo los cultivos para alimentar a la población local) se cambiaron por producciones demandadas desde Europa. Esto modificó la sociedad y las costumbres. Para subsistir ya no fue necesario pertenecer al grupo tribal y trabajar la tierra en común. Las antiguas jerarquías perdieron su función y aparecieron clases sociales a las que se pertenecía según la cantidad de bienes que se poseía. Para “ser alguien” en la sociedad colonizada, había que producir como decían los europeos, hablar su idioma, vestirse como ellos y creer en lo que ellos creían. Al genocidio de la esclavitud, se le sumó el etnocidio de la colonización.
El trato dado a los africanos varió de una colonia a otra  pero, en general, la población negra considerada salvaje e inferior, fue obligada a trabajar y se le impusieron las costumbres europeas, destruyendo sus tradicionales formas de vida.
En el Congo, dominado por los belgas, millares de africanos fueron sacados de sus aldeas y llevados a la fuerza a la selva para recoger colmillos de elefante y caucho. Se les azotaba y torturaba, incluso a las mujeres y los niños, cuando no entregaban las cantidades exigidas.
En la Guinea española se contrataban trabajadores para los cultivos de cacao, caucho y bananas; pero no se les pagaba con dinero, sino con la comida diaria: medio kilo de arroz, doscientos gramos de pescado y una fruta.
En las colonias portuguesas (Angola y Mozambique eran las más extensas) los africanos debían pagar un impuesto que llegaba al 30% del salario, o sea que anualmente equivalía a tres mese de sueldo (como si trabajaran tres meses gratis). El que no demostraba estar contratado y trabajando, era acusado de vagancia y debía realizar trabajos forzados.
En la colonia inglesa de Kenia, como la población africana se negaba a trabajar o trabajaba de mala gana, el gobierno colonial impuso un impuesto. Para tener dinero con que pagar el impuesto, los africanos tuvieron que trabajar, porque, por las leyes inglesas, trabajar no era una obligación pero pagar los impuestos sí. Como la mano de obra africana no alcanzaba, los ingleses llevaron población de otra de sus colonias: India. Los trabajadores indios contagiaron la viruela a la población local y miles murieron o huyeron. Las tierras que quedaron vacías fueron repartidas entre colonos ingleses.
En el Congo Francés se construyó un ferrocarril entre el interior y la costa para poder sacar hacia los puertos el plomo, el cobre y el zinc que eran explotados en la región. Normalmente al costado de las vías de un tren se van construyendo pueblos; pero en este caso lo que se construían eran cementerios porque 20 mil trabajadores africanos murieron por las pésimas condiciones de trabajo.
La penetración en Oceanía.-
Australia. Era una posesión inglesa poblada primero por presidiarios y que experimentó un gran impulso a partir del descubrimiento de oro en 1850. Creció la inmigración, comenzó la explotación minera y se desarrolló el cultivo de trigo y la cría de ovinos para extraer lana. La población indígena fue exterminada.
Nueva Zelandia fue ocupada por los ingleses en 1839 y se transformó en una colonia de poblamiento como Australia.
Las pequeñas islas del Océano Pacífico fueron objeto de una carrera entre las principales potencias marítimas europeas: Inglaterra, Alemania y Francia.  También EEUU y Japón tenían intereses en la zona. Su principal valor era estratégico.

CONSECUENCIAS DE LA EXPANSION COLONIAL
La expansión colonial tuvo importantes resultados que afectaron tanto a las metrópolis como a las colonias.
El imperio británico, representado como un pulpo
Consecuencias para las metrópolis:
- Formación de los grandes imperios coloniales. Por su extensión territorial los más grandes eran el británico, el ruso y el francés. Por la cantidad de población el primero era también el británico, seguido por el holandés y el francés. También tenían colonias: Alemania, Italia, Bélgica (una sola pero muy importante: el Congo) Portugal y España (que aún conservaban algunos territorios de su apogeo colonial siglos atrás), EEUU.
- Aumentó la producción de materias primas, aportadas por las colonias para las industrias de las metrópolis.
- Aumentó la producción de productos manufacturados. Al asegurarse mercados cautivos, es decir donde tenían asegurada la venta, las empresas aumentaron su producción. Además la explotación colonial permitió obtener más ganancias y mejorar los salarios de los trabajadores de los países colonizadores, por lo que estos aumentaron su demanda de productos. Los inmigrantes europeos ubicados en otros continentes también fueron demandantes de artículos.

- Aumento de las rivalidades internacionales. La disputa por la posesión de colonias acentuó las rivalidades de los estados europeos. Aunque algunos conflictos fueron resueltos diplomáticamente, las tensiones fueron cada vez mayores.Las potencias eran concientes del aumento de la competencia por territorios coloniales y desarrollaron su armamento (la paz armada). Inglaterra, Francia, Italia y Alemania rivalizaban en el norte de Africa; Inglaterra y Francia rivalizaban en Indochina; Inglaterra y Rusia competían en Asia Central; Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia y Japón se enfrentaban en China; Rusia y Japón deseaban el territorio de Corea; Inglaterra y Alemania rivalizaban en el sur de Africa. Las disputas territoriales fueron una de las causas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En 1914 el mundo ya estaba totalmente repartido y cualquier intento de modificación en el reparto sólo podía basarse en la fuerza.
Consecuencias para las colonias:
La población de la colonia quedaba subordinada
al colonizador
En los pueblos colonizados el imperialismo provocó cambios sustanciales. Los partidarios de la colonización resaltan algunos aspectos positivos aportados; para los críticos, esos aportes son mínimos comparados con el saqueo y la destrucción que provocó la colonización.
En las colonias se estimularon los cultivos comerciales, o sea aquellos que las metrópolis consideraban necesarios para si misma o por su alto valor de venta (materias básicas para la industria, alimentos, productos tropicales). Esto trajo como consecuencia que se descuidaran los cultivos locales plantados tradicionalmente y que servían para alimentar a la población aborigen.
Se trabó o directamente se prohibió la existencia de industrias locales, para que las colonias consumieran los productos fabricados en las metrópolis. Esto estancó o eliminó la evolución técnica de los pueblos colonizados. J. Nehru (que fue gobernante de la India después d ela independencia de este país en 1948) describe la situación a que era sometida la economía de India por parte de los ingleses: “Las mercaderías indias quedaron excluidas por la ley de venderse en Gran Bretaña, y, como la Compañía inglesa tenía el monopolio de las exportaciones desde India, esta exclusión también se hizo hacia otros mercados. La producción de la India fue abrumada con diversas medidas e impuestos internos, lo que impedía la circulación de artículos indios dentro del propio país. Mientras tanto las mercancías británicas tenían entrada libre. La industria textil de la India se derrumbó. En cierta manera esto era inevitable porque la manufactura antigua chocaba con las nuevas técnicas industriales inglesas. Pero fue apresurado por la presión política y económica, sin que se hiciera ningún intento de aplicar las nuevas técnicas a la India. En realidad se hizo todo lo posible para que esto no ocurriera”.
Los colonizadores llevaron a las colonias algunos adelantos técnicos como los ferrocarriles. Aparentemente fue una consecuencia positiva, pero no hay que olvidar que estos se establecían para lograr una mejor extracción de la producción desde el interior hacia los puertos, por lo tanto se hacían en base al interés del colonizador y no de los pueblos colonizados.
Los colonizados perdieron las tierras que fueron ocupadas por los colonizadores ya fuera a través de la población que enviaban desde la metrópolis (por ejemplo Argelia) o a través de las empresas que se encargaban de la explotación territorial (por ejemplo la India).
Las poblaciones nativas se vieron transformadas por la penetración imperial. Los que estuvieron en contacto más cercano con los colonizadores cambiaron sus costumbres (aculturación), aunque en general, a diferencia de lo que había sucedido con la colonización española de América, el interés de los colonizadores era más económico que “civilizador”.
Por un lado se impulsó el fin de la esclavitud y se persiguieron los ritos de canibalismo que existían entre algunas tribus. Por otro lado se obligó a muchas poblaciones al trabajo forzoso y se exterminaron pueblos enteros. Se hicieron esfuerzos por poner fin a las guerras entre las tribus, pero en ocasiones se fomentó esas guerras para dividir y debilitar a las poblaciones locales y facilitar su sometimiento.
En casi todos los casos la alimentación indígena se vio afectada por la sustitución de sus cultivos por los cultivos comerciales. Hubo mejoras en la higiene y el retroceso de algunas enfermedades endémicas, como el paludismo y la lepra. Los colonizadores llevaron médicos y medicamentos. Pero tales medidas llegaban a los indígenas porque la población blanca que se trasladaba a las colonias quería evitar el contagio de enfermedades locales.
Los nativos fueron considerados seres inferiores, por lo tanto eran segregados racialmente. Se los mantenía separados de la población blanca trasladada a la colonia, por ejemplo en las ciudades estaban en barrios apartes y se les prohibía ingresar a los lugares de diversión de los europeos, a los restaurantes, etc. Incluso en aquellas colonias donde los nativos de las clases altas eran usados como ayudantes en la administración colonial, eran considerados personas de segunda clase.
El desarrollo de las civilizaciones nativas fue detenido y en muchos casos destruido. Lograron sobrevivir las más antiguas y con una rica tradición (como en la India). Se impuso el idioma del colonizador y se destruyeron las formas de organización social tradicionales: clanes, tribus, etc.
El desarrollo de la enseñanza adquiere importancia donde le poblamiento europeo fue mayor; en algunos lugares se usa la escuela para asimilar una parte de la población autóctona, sobretodo para crear una elite que sirviera de intermediaria entre los colonizadores y la mayoría de la población local. Por ejemplo en las colonias portuguesas, las autoridades dividían a la población en tres categorías: los portugueses (considerados automáticamente ciudadanos), los asimilados y los indígenas. Estos eran “los individuos de raza negra o sus descendientes que hayan nacido o vivan habitualmente en la colonia y aún no posean la educación o los hábitos personales y sociales necesarios para ser ciudadano”. Los asimilados eran los africanos mayores de 18 años de edad, que hablaran correctamente el portugués, que tuvieran una profesión, oficio o empleo que le permita mantenerse a él y su familia, no haberse opuesto al servicio militar ni haber desertado de él. Si cumplía estas condiciones se le consideraba “ciudadano asimilado” Los asimilados no tenían que hacer trabajo forzoso como los indígenas, podían circular libremente por la colonia, sin necesitar un pase especial y podían ganar el mismo sueldo que un portugués. Las escasas posibilidades de educación y la pobreza sólo permitía a un grupo muy reducido poder hablar bien el portugués y tener cierta independencia económica, por lo tanto muy pocos eran los asimilados. En la década de 1950, cuando aún Portugal conservaba colonias en Africa, había 30 mil asimilados en Angola sobre una población de 4 millones de habitantes (o sea sólo el 0,75%) y casi 5 mil en Mozambique sobre una población de 5 millones (0,75% del total de la población). El sistema de asimilados buscaba separar a los africanos más preparados, donde podrían surgir líderes, de su propio pueblo.